obra
Iceberg
Un hombre que no duerme, pasa la noche mirando el
techo, da vueltas en la cama, se para, camina, se
sienta, hace ejercicio, se debate entre la ansiedad y la
depresión, condición mixta de relaciones entre una y
otra.
Él grita, camina, recuerda cosas de la infancia, las
cargas que siente que lo agobian, durante el tiempo
mismo de sus desvelos, se mueve por lo que se podría
llamar su cuarto, aquel que se vuelve infinito, sigue
caminando, corriendo, saltando, busca la manera de
parar esa sensación de no poder dormir.
Durante su encierro explota en su interior una mar de
sensaciones y emociones incontrolables, de nuevo
busca el modo de tener sosiego.
Al final en medio del silencio, camina de nuevo hacia la
silla y se sienta a esperar, a esperar ¿qué?…