Con afecto.
Apreciada Electra.

Te escribo para contarte que en este momento la situación del lugar donde vivo es similar a la tuya, no sé si igual, cada uno vive sus dolores y los procesa de acuerdo al grado de violencia que les haya generado, si, la guerra que ustedes viven es similar a la que nosotros aquí, estamos padeciendo por la determinación de un grupo de gobernantes, que desde que están en el poder han llevado a la gente a una polarización indecible.

Igual a la tuya con tu madre y la ausencia de tu hermano Orestes, como tú, muchas de nuestras mujeres pasan cada día esperando a que llegue uno de sus seres queridos, padre, hermano, tío o esposo, esas son las consecuencias de los excesos de algunos, que afectan al resto, no se para cuándo podremos tener un poco de calma y que podamos darnos la mano sin rencor en los ojos, respetando al otro en su condición de diferencia y como dueño de sus determinaciones y responsable de aquello que decide hacer.

No obstante es importante, es importante que sepas que lamento mucho la muerte de tu padre, que la venganza es un sentimiento que nos ha llegado a todos y que por más que queramos no será saciada, pues cuando uno toma venganza por la muerte de un ser querido, a su vez los dolientes del otro lado, tendrán el mismo dolor y sentimientos de venganza y de ese modo se crea una cadena irrompible; lo único que podría frenar esas emociones y excesos es la capacidad que tenemos los humanos de olvidar, sé que suena fácil decirlo, no importa, al fin y al cabo por algo se comienza. Ahora lo más importante es saber que la labor que tenemos que comenzar a desarrollar es el diálogo, escuchar al otro y comprender que como ser humano vive sus propias tormentas.

Clitemnestra es tu madre, si ha cometido un error quizá sea porque se sentía que perder una hija sin justa causa, sólo porque el pedido de los dioses es palabra incuestionable, tendría que verse desde la perspectiva de que ni tu ni yo somos padres, solo humanos que lamentamos una muerte desde otro ángulo.